III Encuentro Regional de Centros PAFD - Multiconcurso

Y llegó el día del premio del Multiconcurso.

Como en las otras ediciones de nuestro concurso de alimentación, limpieza y deporte, lo ganadores han acudido al encuentro de centros promotores de actividad física. Este año hemos estado de nuevo en las instalaciones de El Anillo, junto al pantano de Gabriel y Galán.

Por desgracia, lo único malo ha sido el madrugón. A las 6:30 de la mañana ya estábamos todos esperando a montarnos en el autobús y a las 6:45 estaba en marcha. Después de casi tres horas y media de viaje llegamos a las instalaciones del anillo. Nos estaban esperando compañeros de otros 8 centros de toda Extremadura para empezar una buena jornada deportiva.

Comenzamos la mañana con una prueba de orientación. Para ir entrando en calor, vamos. Y para que el sudor no se secase demasiado rápido lo acompañamos con una ruta en bicicleta de montaña.

Hicimos un pequeño descanso para reponer fuerzas y dar cuenta de los bocadillos., que algunos llevábamos muchas horas sin probar bocado. Pero pronto empezamos de nuevo con las actividades, pero esta vez más tranquilos.

La actividades de aventura que nos tenían preparadas parecían más complicadas de lo que realmente eran, ya que la tirolina se pasaba en un momento, el rápel (que a algunos era lo que les daba más miedo cuando miraban para abajo) no tenía mucho misterio y le cojas el tranquillo enseguida. Lo único que sí era más complicado de lo que parecía era la escalada en cajas.

Llegaba la hora de comer y, como algunos tenían mucha prisa y se lo habían liquidado muy rápido nos dio tiempo a tomar un baño en la piscina. Y eso que aquí algunos si que tenían más miedo que frío, porque lo intentaron muchas veces, pero les costó decidirse a la hora de darse un remojón. Que bien sentó. Hacía mucho calor...

Para ir acabando la tarde, y con la suerte de que se levantara un poco de viento, le tocó el turno a la clase de vela. Algunos ya sabían de que iba el tema y recordaban lo que aprendieron el año pasado en el pantano de Orellana. Lo mejor era acercarse poco a poco a otro barco y aprovechar para hacer un abordaje por sorpresa. Bueno, no realmente un abordaje, pero sí mojar todo lo que se podía a los ocupantes del otro barco.

La tarde tocaba a su fin y las caras de cansados eran muy patentes. Nos íbamos al autobús arrastrando los pies, con las caras más rojas que las camisetas por culpa del sol, pero con la sensación de haber pasado un buen día.

Ha merecido la pena repetir como campeones.

El año que viene volveremos a por todas.

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