Este relato ha sido elaborado durante la semana de la Feria del Libro. El objetivo era fomentar el gusto por la literatura.
Cada uno de los párrafos que aparecen con diferentes tipografías fue imaginado por un grupo completo del centro a partir de lo ya escrito. El resultado ha sido un relato lleno de imaginación y de gran originalidad.
ASESINATO EN PARÍS.
Aquel
mes de noviembre estaba siendo más lluvioso y húmedo de lo normal. La ciudad de
la luz amanecía todos los días en la sombra y se nos antojaba cada vez más
misteriosa. La incertidumbre, las tinieblas y la oscuridad fluían por las
calles de París. ¡Qué ironía! ¡La ciudad del amor se detenía ante nuestras
miradas atónitas.
Laura
seguía preocupada. Nada de lo que nos estaba ocurriendo lo hubiéramos previsto
antes de emprender nuestro viaje. Nuestro cometido en París era otro. Debemos
resolver un asesinato cometido a las puertas del Museo del Louvre. La víctima,
una muchacha de dieciséis años, el asesino, un misterio. Pero, a mí nunca se me
ha escapado un caso, cueste lo que cueste.
Este asesinato fue por
la noche, por lo que no hubo testigos y esto hizo que fuese más difícil de
resolver. El asesino solo dejó algunas pistas en el lugar del crimen, había
restos de sangre y trozos de cuerda. El cadáver fue encontrado a los pies del
cuadro de “La Mona Lisa”. En ese momento, las cámaras de seguridad del museo no
estaban funcionando porque el asesino había cortado la seguridad.
Para
investigar este asesinato, acudimos al lugar del crimen la policía científica y
yo. En seguida, nos dimos cuenta de que el asesino debía ser una persona joven
por el rastro de unas deportivas con un número pequeño.
Entrevistamos
a la familia de la víctima para averiguar si tenía enemigos o algún problema
con alguien y descubrimos, entre otras cosas, que hacía poco había roto con su
novio. Pensamos que sería un nuevo caso de violencia de género. Localizamos la
dirección del novio de la chica y fuimos prestos a interrogarle. Descubrimos
que no tenía una cuartada fiable.
De
vuelta al museo, otra vez, descubrimos que el
cadáver estaba cambiado de posición, ¡El misterio se estaba enredando
cada vez más! El asesino había vuelto al lugar del crimen y esta vez las
cámaras no nos habían fallado. Como creíamos, se trataba de una persona joven
que llevaba la cara oculta tras un pasamontañas. Tuvimos que desechar la idea
de la implicación del novio porque lo estábamos interrogando mientras el
cadáver había cambiado de lugar. Tras revisar las cámaras de nuevo, atisbamos
un mechón rubio que salía del pasamontañas. Era una persona alta y de
complexión delgada.
Regresamos
a la casa de la víctima y preguntamos a sus familiares si conocían a alguna
persona de estas características. Nos mostraron un álbum de fotos reciente y en
algunas fotos encontramos a personas con esas características, entre ellas el
hermano del novio de la víctima, una amiga suya con la que se había enfadado
recientemente y su entrenador de Voleibol que últimamente no estaba muy
contento con el equipo porque habían perdido el último encuentro.
Los
amigos que acompañaron a Laura en esta excursión a París, tras conocer el caso
que ella quería resolver, decidieron abrir otra línea de investigación por su
cuenta, siguiendo las pistas en las que ella y la policía trabajaban. Fueron
también a la casa de la víctima y en su móvil encontraron llamadas y mensajes
amenazantes de un número desconocido, en las que se le ordenaba que rompiese
con su novio o si no la iban a matar. Podían ser del hermano del novio que,
celoso de su hermano por haber destacado siempre más que él, pensara en matar a
su novia. Estos descubrimientos se los contaron a la policía y esta asoció que
podía ser es asesino el hermano del novio y abrió esta línea de investigación.
Decidieron ir a la casa de este chico, lo interrogaron, requisaron su móvil y
descubrieron que su móvil no coincidía con el número desconocido con el cual se
habían hecho las llamadas.
Decidieron
abrir otra línea de investigación. Se habían enterado de que la madre de la
chica había mantenido relaciones con el profesor de voleibol, mientras engañaba
a su padre. Fueron al gimnasio para proceder a la investigación, el profesor
estaba allí y observaron durante el interrogatorio que a una de las redes de la
pista le faltaba algo de cuerda. El interrogado admitió que había mantenido
relaciones con la madre de la víctima y que esta lo había descubierto. Desde
entonces, las relaciones con su profesor habían empeorad.
Laura
y la policía se dirigen al museo y comprueban que la clase de cuerdas es la
misma. Averiguaron y comprobaron el número de pie del profesor que coincidía
con las huellas que estaban en la sala ¡Acierto! Le toman un a prueba de sangre
y comprueban que coinciden con las manchas que había en el lugar del asesinato.
Entonces, se encaminan al gimnasio y se dan cuenta de que el profesor al verlos
intenta huir. La policía sale corriendo en su busca y lo capturan y detienen.
El
asesino confiesa. Manifiesta la policía que mató a la víctima porque al
descubrir las relaciones con su madre, la chica lo amenazó con decírselo a su
esposo y a sus hijos. Les contó con todo detalle cómo había llevado su acción y
la policía lo detuvo, a la espera de juicio.
Laura
y sus amigos, después de resuelto este trágico incidente en el que se vieron
envueltos, decidieron quedarse unos días más en la ciudad para conocerla, descubrir
lo bonito de París para llevarse un buen recuerdo de su viaje. Se lo pasaron
fenomenal porque todos consiguieron desconectar de lo que les había ocurrido
los días anteriores. Algunos de ellos, como Laura, se dieron cuenta de que les
gustaba la profesión de detective y decidieron orientar sus estudios hacia esta
profesión en el futuro.
Pasados unos días, nuestros amigos siguen en París
visitando los jardines de Versalles, empiezan a escuchar ruidos y sombras
extrañas entre la vegetación. Laura siente un miedo aterrador al descubrir que
el asesino del gimnasio se encuentra escondido detrás de un ciprés. Todos están
“zurraitos” y deciden echar a correr.
El asesino al escapar
de la comisaría ha conseguido hacerse con un arma. Al reconocer a Laura como la
chica que había ayudado a la policía a detenerlo sale en persecución de ellos.
Los tres amigos huyen sin mirar atrás. Louis tropieza con una piedra en el
camino, y cae, mientras Harry y Laura se pierden entre la maleza. Cuando se
detienen, no saben cuanto tiempo llevan corriendo, pero están agotados y no
pueden continuar. Cuando por fin se recobran de su cansancio se dan cuenta de
la ausencia de Louis y empiezan a buscarlo desesperadamente y al no
encontrarlo, temen que el asesino lo haya secuestrado
Al poco tiempo suena el
móvil de Harry. No se lo puede creer. “Hablando de Roma…” es el número de
teléfono de Louis. Se lo comunica a Laura, y ésta le dice que atienda la
llamada. Cuando descuelga el teléfono una voz atropellada repite una corta
frase una y otra vez: ¡Socorro, ayudadme! Cuando Harry pide tranquilidad a su
amigo, una voz fuerte y hueca de varón, hablando de forma pausada, comunica a
Harry que su amigo Louis está bien, un poco nervioso e intranquilo, pero que
físicamente no tiene ningún problema. El interlocutor les comunica que si
quieren ver a su amigo, deben pagar un rescate de 7.000.000 euros. Y que el
plazo para la entrega del dinero es de 48 horas. Les amenaza diciendo que si el
dinero no llega a tiempo que su amigo lo pasará muy mal, y puede que no lo
vuelvan a ver.
Nuestros amigos deciden
llamar a la familia de Louis. Laura comunica de forma tranquila y suave la
noticia de la desaparición de Louis a los padres de este. El padre encaja la
noticia con tranquilidad, pero la madre se derrumba y rompe a llorar. Laura
comunica a Esteban, el padre de Louis, que debe ponerse en contacto con la
policía española, y que ella irá a la comisaría más próxima, en París, para
poner al corriente a la gendarmería francesa.
El padre de Louis acude a la comisaría de su barrio y relata lo que le
ha contado Laura desde París. El inspector jefe toma nota de lo que Esteban le
cuenta y al poco tiempo está hablando con otros dos compañeros para organizar
un grupo de expertos en secuestros y extorsiones y poder, de la forma más breve
posible, trasladarse a París.
Al día siguiente un Boing 455 procedente de Madrid, está aterrizando en
el aeropuerto Jacques de Gaulle. Descienden del avión, y a pie de pista un
coche de la policía francesa los recoge para trasladarlos a la Comisaría del
Notre Dame, donde son recibidos por sus colegas franceses para organizar el
rescate del joven Louis. Se organizan patrullas, una vez que los policías han
hablado con Harry y Laura. Recogieron la grabación de su móvil. Tras escuchar
varias veces el breve mensaje, detectan un sonido familiar muy cercano, se
trata de campanadas de reloj, que repiquetean hasta 10 veces seguidas. Con este
detalle, mandan varias patrullas a lugares donde hay relojes públicos.
Comprueban el sonido de las campanadas de los relojes, pero ninguno es igual al
que han captado en la grabación. Parece que ese sonido no es de París.
La policía extienden el radio de seguimiento a las poblaciones cercanas
a París, y la policía vuelve a grabar los sonidos de las campanas de los
relojes.
Después de todo un día de escuchas, hay un sonido idéntico de un reloj
de una población muy próxima a París, se trata del pueblo de Saint Fhilippe.
El grupo de policías
expertos en secuestros se traslada hasta Saint Fhilippe. Empiezan a realizar
entrevistas a los lugareños para intentar descubrir si han notado algo nuevo o
extraño en la población durante la última semana. Alguien comenta que ha visto
a un joven hombre con un chico, que llegaron hace cinco o seis días y se
alojaron en un pequeño boungalow situado a las afueras del pueblo.
La policía organiza una patrulla que rodea el boungalow.
Cuando están organizados el inspector Lascoux comunica con el secuestrado y le
dice que está rodeado. Tiene un cuarto de hora para entregarse, y si no, entrarán
a por él. Desde dentro se oye la voz del secuestrador, que afirma que no se
entregará y que si la policía decide entrar se cargará al chico. La tensión se
palpa en el ambiente. La policía española se temía esto, ya que ellos no
querían que el inspector francés fuera tan tajante en su proposición.
Salvador, el inspector español pide permiso a sus colegas
para poder llevar adelante las conversaciones con el secuestrador. Lascoux
accede, y Salvador toma el mando de las próximas operaciones. Primero habla con
naturalidad con el secuestrador, preguntando por el estado de Louis, luego
pregunta al secuestrador como se encuentra, si necesita algo,…y finaliza la
conversación solicitando al secuestrador lo que exige. Mientras Salvador habla
con el secuestrador, su compañero Camilo, rodea el boungalow y busca un espacio
por donde colarse en el interior sin hacer ruidos.
Una hora después el secuestrador solicita el rescate
y pide exigentemente que le sea entregado el dinero acordado, un vehículo de
alta cilindrada sin detectores en su interior y el camino libre. Si todo va
bien, asegura el secuestrador, dejaré al chico en Versalles. Pero si detecto
que me seguís, lo mataré. Salvador le dice que se tranquilice, que el coche ya
está allí, y que el dinero en el plazo de una hora llegará hasta allí. El
secuestrador se empieza a poner nervioso y habla de forma atropellada y dando
gritos. Asegura que si el dinero no lo tiene en media hora, matará al chico.
Salvador intenta tranquilizarlo. Le asegura que están haciendo todo lo posible
para que se cumpla su petición.
Camilo ha conseguido entrar en la pequeña estancia
del cuarto de baño del boungalow, y comunica la noticia a Salvador. A los cinco
minutos la puerta del boungalow se abre, la policía dirige su atención y sus armas
reglamentarias hacia la puerta. Una voz nueva, segura y limpia, advierte a la
patrulla que se trata de Camilo, que va a salir con el secuestrador. La policía
baja las armas y policía y secuestrador salen al exterior. El detenido es
esposado. Salvador y Camilo entran de nuevo a la estancia y al minuto salen con
Louis en perfecto estado. Mientras tanto la policía ha introducido al
secuestrador en un coche y se disponen a salir camino de París. En otro coche
va Louis, y en un tercer vehículo van nuestros inspectores españoles. Todos han
quedado en la comisaría de Notre Dames.
Cuando
nuestros inspectores españoles llegan a la comisaría, se extrañan porque allí
no están sus colegas franceses ni Louis ni el detenido. Preguntan a otros
policías, pero estos aseguran que el resto de la patrulla no se ha personado en
el edificio.
Salvador
y Camilo vuelven sobre sus pasos y antes de llegar al pueblecito de Saint
Fhilippe a mano derecha, descubren una humareda. Se desvían por una pista de
tierra y descubren dos coches de la gendarmería francesa incendiados. ¿Qué
habrá pasado?, se preguntan a la vez con una rápida mirada, nuestros dos
inspectores. Cerca observan rodadas de un coche pesado, un todoterreno.
Comunican el suceso a la comisaría, y estos le responden que un coche
todoterreno está siendo perseguido por la autopista que va entre París y
Calais. Nuestros inspectores se ponen en marcha, conectan el GPS de su coche y
siguen la ruta de los posibles secuestradores.
Los secuestradores han cambiado su ruta,
salen del autovía y recorren por una carretera secundaria un largo trayecto que
los lleva hasta la isla del Mont Saint Michel, en la Normandía.
Nuestros inspectores, en continua
comunicación con la policía francesa, siguen la ruta de los secuestradores.
Quince minutos después, la policía descubre
el coche negro todoterreno en la playa. La marea esta subiendo y se dan cuenta
que tendrán que esperar cerca de tres horas para poder acceder a la isla, que
es cuando la marea baja.
Mientras esperan la policía va recobrando
más información. Ya saben el nombre del secuestrador, Se trata de un experto
químico llamado Liam, de 35 años, y que está en búsqueda y captura por haber
elaborado explosivos y utilizarlos contra el intento fallido de asesinar al
Presidente Sarcozy. Lleva un año escapando de la policía y necesita
urgentemente dinero para poder organizar otras actividades delictivas.
Tres horas más tarde la policía española y
francesa entran en la isla de Saint Michael.
Con mucho sigilo recorren la isla y sus
viviendas en busca de los fugitivos. Ahora la policía sabe que al huir y quemar
los coches los otros gendarmes murieron calcinados, pero no encontraron restos
de Louis, por lo que debería estar en la isla con el secuestrador y sus nuevos
compinches.
Caída la noche, y transitando por una
callejuela, Camilo y Salvador observaron varios bultos que avanzaban hacia
ellos. Esperaron camuflados entre la oscuridad y las plantas ornamentales de la
calle hasta que las figuras estaban a su
altura. Nuestros dos valientes policías salieron al paso con sus pistolas, pero
las figuras, se arrojaron hacia ellos, y quedaron sin sentido.
Cuando Salvador y Camilo se despertaron,
sintieron frío y humedad. Al mirarse se vieron atados con fuertes cables, pero
en buen estado. A su lado estaba también Louis. Hablaron con Louis, y este los
tranquilizó diciéndoles que se encontraba bien, pero que sentía todo lo que
estaba ocurriendo, y que por su culpa ellos dos estaban ahora también presos.
Louis dijo que notaba algo raro en las
personas que los tenían allí retenidos, como si no fueran seres humanos y si un
tipo de ser mutante. Aunque no podía asegurarlo porque iban cubiertos de
grandes túnicas. Pero había detectado un olor muy desagradable cuando estos
seres estaban cerca.
Poco después llegaron a la cavidad el químico Liam, otro hombre gordo y
alto de aspecto agresivo, con acento ruso y dos seres cubiertos por grandes
túnicas.
El doctor Liam comunicó a los tres prisioneros que el rescate pedido
ahora ascendía a 20.000.000 de euros. Que había notificado el secuestro a la
policía francesa y que si todo iba bien, en 48 horas verían la luz, y si todo
iba mal, ya no verían la luz del nuevo día.
Los
prisioneros observaron que la pequeña cavidad, que era ahora su alojamiento,
daba a otra gran cavidad por la que transitaban un montón de seres mutantes.
Lograron distinguir cerdos, gorilas, perros,…que habían sufrido algún tipo de
experimento químico y radioactivo, probablemente realizado por el profesor
Liam.
Desde París, Harry y Laura han logrado organizar un grupo de
rescate, una vez que desde la comisaría se les notificó los últimos sucesos, que no eran agradables.
Las últimas noticias les dicen que secuestradores y policías están en la isla
de Saint Michael, y hacia allí se dirigen.
Cuando llegaron a la isla, aún con algunas horas de sol,
observaron que por sus calles no paseaba nadie. Entraron en algunas viviendas y
allí tampoco vivía nadie. Todo era muy extraño. No había nadie en la isla, al
menos en las calles y viviendas. Entonces, dónde se encontrarían. Alguien, un
policía francés aseguró que la isla tenía cavidades y cuevas, y que podía ser
un buen lugar para camuflarse.
El grupo encontró una abertura por la que penetraron. Delante iba
un grupo especial de la policía. Cuando avanzaron un tramo oyeron ruidos, o más
bien gruñidos, procedentes de otras cavidades. A partir de ahora el silencio y
sigilo fueron totales. Poco después se produjo el encuentro del grupo especial
con algunos mutantes. La pelea fue brutal. La policía disparaba con sus armas y
los animales mutantes expulsaban hacia ellos ácidos muy fuertes. Todo este
ruido alertó al profesor Liam, al gordo de acento ruso y a otros diez mutantes,
que lograron escapar por una pequeña gruta, cogieron una zodia y se alejaron de
la isla hacia la costa de Normandía. Después de una hora de lucha en la cueva
entre policías y mutantes, todo terminó, más bien mal que bien. Hubo un total
de veinte mutantes muertos y cinco policías. Lo curioso era que los mutantes al
morir, sus cuerpos se deshacían y finalmente quedaban unas grandes manchas
verdes en el suelo.
Pudieron rescatar a Salvador, Camilo y Louis, y salieron al
exterior.
Ni rastro del resto del grupo del doctor Liam.
Alquilaron un coche y se dirigieron hacia París. Al menos, Louis
estaba a salvo. Cuando llegaban a los primeros barrios de París no podían dar
crédito a lo que estaban viendo. Varios animales mutantes estaban atacando a
los parisinos que huían con pavor. Los mutantes se los comían crudos, estaban
hambrientos, y no tenían tiempo ni para hacer una candela. Iban recorriendo
distintos barrios de París y matando a todo aquel que se encontraba en su
camino. La gente les llama los mutantes animales.
Nuestros amigos Louis, Harry, Laura, Salvador y Camilo tenían ante
sí una dura tarea. Intentar acabar con los mutantes animales, con el doctor
Liam y el gordo de acento ruso antes de que causaran daños mayores.
Apareció el
detective Amador, alias el León, con su tractor John Dereck. Con él iba un
rambo español, Mente Fría para los amigos. Amador se lió a ganchos con los
mutantes, pero se generaban a casa golpe.
-
¡Mente Fría, ¿ qué podemos hacer?- preguntó
desesperadamente Amador.
-
¡¡Lo tengo!!- contestó
Mente Fría con un chasquido de dedos- Necesitamos un luchador de la WWE, ¡John
Cena!
-
Este le hizo un buen
ajuste de cuentas y un candado STF.
-
¡No nos preocupemos! Esto
es pan comido para nosotros. Yo maté a cientos de miles de soldados en Vietnam.
Pero no hizo
falta la intervención de John Cena ni violencia alguna. Nuestros tres
protagonistas, Harry, Laura y Louis dejaron su estado de mutantes y volvieron a
ser ellos mismos, tres jóvenes educados y respetuosos que no recordaban nada de
lo sucedido en los últimos días. Por suerte, nadie los relacionó con los
mutantes ni con los asesinatos ocurridos. Recorrieron las calles, aquellas
avenidas y bulevares por donde ellos habían pasado días antes generando
horrores y muertes.
Un nuevo
día comienza en París. A lo lejos se oye música. Cuando se acercan a los Campos
Elíseos descubren una gran muchedumbre. Pero, reflexiona Laura,…claro,… hoy es
el 14 de julio, día nacional y festividad de Francia.
Pasaron
todo el día disfrutando de la fiesta, asistiendo a musicales, espectáculos,
comidas, etc. Y se encontraron con un hombre muy guapo, llamado Mario Casas, Laura casi se desmaya y
Mario firmó un autógrafo y se echó una foto con ella.
Más tarde
subieron a un barco por el Sena, disfrutando de las vistas. Pasearon por las
calles de París repletas de turistas y parisinos.
Por la
noche asistieron a un espectáculo en el Moulin Rouge, disfrutaron de una
maravillosa velada acompañados, por supuesto,
de Mario Casas.. Recorrieron el bulevar camino del hotel, deseando poder
descansar después de varios días sin poder hacerlo en condiciones.
Al día siguiente, Laura,
paseando por París, encontró a un pequeño perro abandonado dentro de una caja
de zapatos y llorando de hambre y frío; Laura no lo dudó ni un solo momento y
se lo llevó con ella. Ya en casa lo alimentó y lo bañó. Pensó en un nombre y,
tras un largo tiempo meditándolo, lo llamó “el puercoespín Serafín”, en
recuerdo a su tío de muy mal humor, llamado Serafín. Serafín enseguida le cogió
cariño a sus dueños, era un perro muy cariñoso y obediente…
A la mañana siguiente,
cuando Laura despertó se encontró al perro con las patas para arriba, le había
dado un infarto. Decidió llevarlo al tanatorio de perros de París. De repente
resucitó. Laura estaba blanca, se desmayó y se cayó como un plomo. La señora
Justiniana, Justi para los amigos, la tía Raimunda y Herminia le ayudaron a levantarse.
¿Qué ha pasado?, ¿hemos eliminado el rastro mutante…?
Cuando se despertó con
Harry y Louis pensaron que necesitaban ayuda y llamaron al Harry, el Sucio, y a
su ayudante, Maximiliano XXX de Pompeya, que venía acompañado de su novia,
Estela Reynolds y su perro “Prudensio”.
Después de varios días de
investigación no encontraron nada, sólo que la Duquesa de “Arba” fue encontrada
en el hotel “Ritz” con el rey Juan Carlos, mostrando su amor prohibido, y que
todo lo demás fue un montaje para disfrutar del viaje.
Este cuento está basado en la imaginación de los alumnos del
IES “Ramón Carande”.