viernes, 25 de enero de 2013

ASESINATO EN PARÍS



Este relato ha sido elaborado durante la semana de la Feria del Libro. El objetivo era fomentar el gusto por la literatura.
 Cada uno de los párrafos que aparecen con diferentes tipografías fue imaginado por un grupo completo del centro a partir de lo ya escrito. El resultado ha sido un relato lleno de imaginación y de gran originalidad.

ASESINATO EN PARÍS.

            Aquel mes de noviembre estaba siendo más lluvioso y húmedo de lo normal. La ciudad de la luz amanecía todos los días en la sombra y se nos antojaba cada vez más misteriosa. La incertidumbre, las tinieblas y la oscuridad fluían por las calles de París. ¡Qué ironía! ¡La ciudad del amor se detenía ante nuestras miradas atónitas.
            Laura seguía preocupada. Nada de lo que nos estaba ocurriendo lo hubiéramos previsto antes de emprender nuestro viaje. Nuestro cometido en París era otro. Debemos resolver un asesinato cometido a las puertas del Museo del Louvre. La víctima, una muchacha de dieciséis años, el asesino, un misterio. Pero, a mí nunca se me ha escapado un caso, cueste lo que cueste.

            Este asesinato fue por la noche, por lo que no hubo testigos y esto hizo que fuese más difícil de resolver. El asesino solo dejó algunas pistas en el lugar del crimen, había restos de sangre y trozos de cuerda. El cadáver fue encontrado a los pies del cuadro de “La Mona Lisa”. En ese momento, las cámaras de seguridad del museo no estaban funcionando porque el asesino había cortado la seguridad.
            Para investigar este asesinato, acudimos al lugar del crimen la policía científica y yo. En seguida, nos dimos cuenta de que el asesino debía ser una persona joven por el rastro de unas deportivas con un número pequeño.

            Entrevistamos a la familia de la víctima para averiguar si tenía enemigos o algún problema con alguien y descubrimos, entre otras cosas, que hacía poco había roto con su novio. Pensamos que sería un nuevo caso de violencia de género. Localizamos la dirección del novio de la chica y fuimos prestos a interrogarle. Descubrimos que no tenía una cuartada fiable.
            De vuelta al museo, otra vez, descubrimos que el  cadáver estaba cambiado de posición, ¡El misterio se estaba enredando cada vez más! El asesino había vuelto al lugar del crimen y esta vez las cámaras no nos habían fallado. Como creíamos, se trataba de una persona joven que llevaba la cara oculta tras un pasamontañas. Tuvimos que desechar la idea de la implicación del novio porque lo estábamos interrogando mientras el cadáver había cambiado de lugar. Tras revisar las cámaras de nuevo, atisbamos un mechón rubio que salía del pasamontañas. Era una persona alta y de complexión delgada.

         Regresamos a la casa de la víctima y preguntamos a sus familiares si conocían a alguna persona de estas características. Nos mostraron un álbum de fotos reciente y en algunas fotos encontramos a personas con esas características, entre ellas el hermano del novio de la víctima, una amiga suya con la que se había enfadado recientemente y su entrenador de Voleibol que últimamente no estaba muy contento con el equipo porque habían perdido el último encuentro.
         Los amigos que acompañaron a Laura en esta excursión a París, tras conocer el caso que ella quería resolver, decidieron abrir otra línea de investigación por su cuenta, siguiendo las pistas en las que ella y la policía trabajaban. Fueron también a la casa de la víctima y en su móvil encontraron llamadas y mensajes amenazantes de un número desconocido, en las que se le ordenaba que rompiese con su novio o si no la iban a matar. Podían ser del hermano del novio que, celoso de su hermano por haber destacado siempre más que él, pensara en matar a su novia. Estos descubrimientos se los contaron a la policía y esta asoció que podía ser es asesino el hermano del novio y abrió esta línea de investigación. Decidieron ir a la casa de este chico, lo interrogaron, requisaron su móvil y descubrieron que su móvil no coincidía con el número desconocido con el cual se habían hecho las llamadas.

         Decidieron abrir otra línea de investigación. Se habían enterado de que la madre de la chica había mantenido relaciones con el profesor de voleibol, mientras engañaba a su padre. Fueron al gimnasio para proceder a la investigación, el profesor estaba allí y observaron durante el interrogatorio que a una de las redes de la pista le faltaba algo de cuerda. El interrogado admitió que había mantenido relaciones con la madre de la víctima y que esta lo había descubierto. Desde entonces, las relaciones con su profesor habían empeorad.
         Laura y la policía se dirigen al museo y comprueban que la clase de cuerdas es la misma. Averiguaron y comprobaron el número de pie del profesor que coincidía con las huellas que estaban en la sala ¡Acierto! Le toman un a prueba de sangre y comprueban que coinciden con las manchas que había en el lugar del asesinato. Entonces, se encaminan al gimnasio y se dan cuenta de que el profesor al verlos intenta huir. La policía sale corriendo en su busca y lo capturan y detienen.           
            El asesino confiesa. Manifiesta la policía que mató a la víctima porque al descubrir las relaciones con su madre, la chica lo amenazó con decírselo a su esposo y a sus hijos. Les contó con todo detalle cómo había llevado su acción y la policía lo detuvo, a la espera de juicio.
            Laura y sus amigos, después de resuelto este trágico incidente en el que se vieron envueltos, decidieron quedarse unos días más en la ciudad para conocerla, descubrir lo bonito de París para llevarse un buen recuerdo de su viaje. Se lo pasaron fenomenal porque todos consiguieron desconectar de lo que les había ocurrido los días anteriores. Algunos de ellos, como Laura, se dieron cuenta de que les gustaba la profesión de detective y decidieron orientar sus estudios hacia esta profesión en el futuro.

         Pasados unos días, nuestros amigos siguen en París visitando los jardines de Versalles, empiezan a escuchar ruidos y sombras extrañas entre la vegetación. Laura siente un miedo aterrador al descubrir que el asesino del gimnasio se encuentra escondido detrás de un ciprés. Todos están “zurraitos” y deciden echar a correr.

El asesino al escapar de la comisaría ha conseguido hacerse con un arma. Al reconocer a Laura como la chica que había ayudado a la policía a detenerlo sale en persecución de ellos. Los tres amigos huyen sin mirar atrás. Louis tropieza con una piedra en el camino, y cae, mientras Harry y Laura se pierden entre la maleza. Cuando se detienen, no saben cuanto tiempo llevan corriendo, pero están agotados y no pueden continuar. Cuando por fin se recobran de su cansancio se dan cuenta de la ausencia de Louis y empiezan a buscarlo desesperadamente y al no encontrarlo, temen que el asesino lo haya secuestrado

Al poco tiempo suena el móvil de Harry. No se lo puede creer. “Hablando de Roma…” es el número de teléfono de Louis. Se lo comunica a Laura, y ésta le dice que atienda la llamada. Cuando descuelga el teléfono una voz atropellada repite una corta frase una y otra vez: ¡Socorro, ayudadme! Cuando Harry pide tranquilidad a su amigo, una voz fuerte y hueca de varón, hablando de forma pausada, comunica a Harry que su amigo Louis está bien, un poco nervioso e intranquilo, pero que físicamente no tiene ningún problema. El interlocutor les comunica que si quieren ver a su amigo, deben pagar un rescate de 7.000.000 euros. Y que el plazo para la entrega del dinero es de 48 horas. Les amenaza diciendo que si el dinero no llega a tiempo que su amigo lo pasará muy mal, y puede que no lo vuelvan a ver.
Nuestros amigos deciden llamar a la familia de Louis. Laura comunica de forma tranquila y suave la noticia de la desaparición de Louis a los padres de este. El padre encaja la noticia con tranquilidad, pero la madre se derrumba y rompe a llorar. Laura comunica a Esteban, el padre de Louis, que debe ponerse en contacto con la policía española, y que ella irá a la comisaría más próxima, en París, para poner al corriente a la gendarmería francesa.

El padre de Louis acude a la comisaría de su barrio y relata lo que le ha contado Laura desde París. El inspector jefe toma nota de lo que Esteban le cuenta y al poco tiempo está hablando con otros dos compañeros para organizar un grupo de expertos en secuestros y extorsiones y poder, de la forma más breve posible, trasladarse a París.
Al día siguiente un Boing 455 procedente de Madrid, está aterrizando en el aeropuerto Jacques de Gaulle. Descienden del avión, y a pie de pista un coche de la policía francesa los recoge para trasladarlos a la Comisaría del Notre Dame, donde son recibidos por sus colegas franceses para organizar el rescate del joven Louis. Se organizan patrullas, una vez que los policías han hablado con Harry y Laura. Recogieron la grabación de su móvil. Tras escuchar varias veces el breve mensaje, detectan un sonido familiar muy cercano, se trata de campanadas de reloj, que repiquetean hasta 10 veces seguidas. Con este detalle, mandan varias patrullas a lugares donde hay relojes públicos. Comprueban el sonido de las campanadas de los relojes, pero ninguno es igual al que han captado en la grabación. Parece que ese sonido no es de París.
La policía extienden el radio de seguimiento a las poblaciones cercanas a París, y la policía vuelve a grabar los sonidos de las campanas de los relojes.
Después de todo un día de escuchas, hay un sonido idéntico de un reloj de una población muy próxima a París, se trata del pueblo de Saint Fhilippe.

El grupo de policías expertos en secuestros se traslada hasta Saint Fhilippe. Empiezan a realizar entrevistas a los lugareños para intentar descubrir si han notado algo nuevo o extraño en la población durante la última semana. Alguien comenta que ha visto a un joven hombre con un chico, que llegaron hace cinco o seis días y se alojaron en un pequeño boungalow situado a las afueras del pueblo.
La policía organiza una patrulla que rodea el boungalow. Cuando están organizados el inspector Lascoux comunica con el secuestrado y le dice que está rodeado. Tiene un cuarto de hora para entregarse, y si no, entrarán a por él. Desde dentro se oye la voz del secuestrador, que afirma que no se entregará y que si la policía decide entrar se cargará al chico. La tensión se palpa en el ambiente. La policía española se temía esto, ya que ellos no querían que el inspector francés fuera tan tajante en su proposición.
Salvador, el inspector español pide permiso a sus colegas para poder llevar adelante las conversaciones con el secuestrador. Lascoux accede, y Salvador toma el mando de las próximas operaciones. Primero habla con naturalidad con el secuestrador, preguntando por el estado de Louis, luego pregunta al secuestrador como se encuentra, si necesita algo,…y finaliza la conversación solicitando al secuestrador lo que exige. Mientras Salvador habla con el secuestrador, su compañero Camilo, rodea el boungalow y busca un espacio por donde colarse en el interior sin hacer ruidos.


Una hora después el secuestrador solicita el rescate y pide exigentemente que le sea entregado el dinero acordado, un vehículo de alta cilindrada sin detectores en su interior y el camino libre. Si todo va bien, asegura el secuestrador, dejaré al chico en Versalles. Pero si detecto que me seguís, lo mataré. Salvador le dice que se tranquilice, que el coche ya está allí, y que el dinero en el plazo de una hora llegará hasta allí. El secuestrador se empieza a poner nervioso y habla de forma atropellada y dando gritos. Asegura que si el dinero no lo tiene en media hora, matará al chico. Salvador intenta tranquilizarlo. Le asegura que están haciendo todo lo posible para que se cumpla su petición.
Camilo ha conseguido entrar en la pequeña estancia del cuarto de baño del boungalow, y comunica la noticia a Salvador. A los cinco minutos la puerta del boungalow se abre, la policía dirige su atención y sus armas reglamentarias hacia la puerta. Una voz nueva, segura y limpia, advierte a la patrulla que se trata de Camilo, que va a salir con el secuestrador. La policía baja las armas y policía y secuestrador salen al exterior. El detenido es esposado. Salvador y Camilo entran de nuevo a la estancia y al minuto salen con Louis en perfecto estado. Mientras tanto la policía ha introducido al secuestrador en un coche y se disponen a salir camino de París. En otro coche va Louis, y en un tercer vehículo van nuestros inspectores españoles. Todos han quedado en la comisaría de Notre Dames.

Cuando nuestros inspectores españoles llegan a la comisaría, se extrañan porque allí no están sus colegas franceses ni Louis ni el detenido. Preguntan a otros policías, pero estos aseguran que el resto de la patrulla no se ha personado en el edificio.
Salvador y Camilo vuelven sobre sus pasos y antes de llegar al pueblecito de Saint Fhilippe a mano derecha, descubren una humareda. Se desvían por una pista de tierra y descubren dos coches de la gendarmería francesa incendiados. ¿Qué habrá pasado?, se preguntan a la vez con una rápida mirada, nuestros dos inspectores. Cerca observan rodadas de un coche pesado, un todoterreno. Comunican el suceso a la comisaría, y estos le responden que un coche todoterreno está siendo perseguido por la autopista que va entre París y Calais. Nuestros inspectores se ponen en marcha, conectan el GPS de su coche y siguen la ruta de los posibles secuestradores.


Los secuestradores han cambiado su ruta, salen del autovía y recorren por una carretera secundaria un largo trayecto que los lleva hasta la isla del Mont Saint Michel, en la Normandía.
Nuestros inspectores, en continua comunicación con la policía francesa, siguen la ruta de los secuestradores.
Quince minutos después, la policía descubre el coche negro todoterreno en la playa. La marea esta subiendo y se dan cuenta que tendrán que esperar cerca de tres horas para poder acceder a la isla, que es cuando la marea baja.
Mientras esperan la policía va recobrando más información. Ya saben el nombre del secuestrador, Se trata de un experto químico llamado Liam, de 35 años, y que está en búsqueda y captura por haber elaborado explosivos y utilizarlos contra el intento fallido de asesinar al Presidente Sarcozy. Lleva un año escapando de la policía y necesita urgentemente dinero para poder organizar otras actividades delictivas.
Tres horas más tarde la policía española y francesa entran en la isla de Saint Michael.
Con mucho sigilo recorren la isla y sus viviendas en busca de los fugitivos. Ahora la policía sabe que al huir y quemar los coches los otros gendarmes murieron calcinados, pero no encontraron restos de Louis, por lo que debería estar en la isla con el secuestrador y sus nuevos compinches.

Caída la noche, y transitando por una callejuela, Camilo y Salvador observaron varios bultos que avanzaban hacia ellos. Esperaron camuflados entre la oscuridad y las plantas ornamentales de la calle hasta que las  figuras estaban a su altura. Nuestros dos valientes policías salieron al paso con sus pistolas, pero las figuras, se arrojaron hacia ellos, y quedaron sin sentido.
Cuando Salvador y Camilo se despertaron, sintieron frío y humedad. Al mirarse se vieron atados con fuertes cables, pero en buen estado. A su lado estaba también Louis. Hablaron con Louis, y este los tranquilizó diciéndoles que se encontraba bien, pero que sentía todo lo que estaba ocurriendo, y que por su culpa ellos dos estaban ahora también presos.
Louis dijo que notaba algo raro en las personas que los tenían allí retenidos, como si no fueran seres humanos y si un tipo de ser mutante. Aunque no podía asegurarlo porque iban cubiertos de grandes túnicas. Pero había detectado un olor muy desagradable cuando estos seres estaban cerca.
Poco después llegaron a la cavidad el químico Liam, otro hombre gordo y alto de aspecto agresivo, con acento ruso y dos seres cubiertos por grandes túnicas.
El doctor Liam comunicó a los tres prisioneros que el rescate pedido ahora ascendía a 20.000.000 de euros. Que había notificado el secuestro a la policía francesa y que si todo iba bien, en 48 horas verían la luz, y si todo iba mal, ya no verían la luz del nuevo día.
Los prisioneros observaron que la pequeña cavidad, que era ahora su alojamiento, daba a otra gran cavidad por la que transitaban un montón de seres mutantes. Lograron distinguir cerdos, gorilas, perros,…que habían sufrido algún tipo de experimento químico y radioactivo, probablemente realizado por el profesor Liam.
Desde París, Harry y Laura han logrado organizar un grupo de rescate, una vez que desde la comisaría se les notificó  los últimos sucesos, que no eran agradables. Las últimas noticias les dicen que secuestradores y policías están en la isla de Saint Michael, y hacia allí se dirigen.
Cuando llegaron a la isla, aún con algunas horas de sol, observaron que por sus calles no paseaba nadie. Entraron en algunas viviendas y allí tampoco vivía nadie. Todo era muy extraño. No había nadie en la isla, al menos en las calles y viviendas. Entonces, dónde se encontrarían. Alguien, un policía francés aseguró que la isla tenía cavidades y cuevas, y que podía ser un buen lugar para camuflarse.
El grupo encontró una abertura por la que penetraron. Delante iba un grupo especial de la policía. Cuando avanzaron un tramo oyeron ruidos, o más bien gruñidos, procedentes de otras cavidades. A partir de ahora el silencio y sigilo fueron totales. Poco después se produjo el encuentro del grupo especial con algunos mutantes. La pelea fue brutal. La policía disparaba con sus armas y los animales mutantes expulsaban hacia ellos ácidos muy fuertes. Todo este ruido alertó al profesor Liam, al gordo de acento ruso y a otros diez mutantes, que lograron escapar por una pequeña gruta, cogieron una zodia y se alejaron de la isla hacia la costa de Normandía. Después de una hora de lucha en la cueva entre policías y mutantes, todo terminó, más bien mal que bien. Hubo un total de veinte mutantes muertos y cinco policías. Lo curioso era que los mutantes al morir, sus cuerpos se deshacían y finalmente quedaban unas grandes manchas verdes en el suelo.
Pudieron rescatar a Salvador, Camilo y Louis, y salieron al exterior.
Ni rastro del resto del grupo del doctor Liam.
Alquilaron un coche y se dirigieron hacia París. Al menos, Louis estaba a salvo. Cuando llegaban a los primeros barrios de París no podían dar crédito a lo que estaban viendo. Varios animales mutantes estaban atacando a los parisinos que huían con pavor. Los mutantes se los comían crudos, estaban hambrientos, y no tenían tiempo ni para hacer una candela. Iban recorriendo distintos barrios de París y matando a todo aquel que se encontraba en su camino. La gente les llama los mutantes animales.
Nuestros amigos Louis, Harry, Laura, Salvador y Camilo tenían ante sí una dura tarea. Intentar acabar con los mutantes animales, con el doctor Liam y el gordo de acento ruso antes de que causaran daños mayores.
Apareció el detective Amador, alias el León, con su tractor John Dereck. Con él iba un rambo español, Mente Fría para los amigos. Amador se lió a ganchos con los mutantes, pero se generaban a casa golpe.
-         ¡Mente Fría,  ¿ qué podemos hacer?- preguntó desesperadamente Amador.
-         ¡¡Lo tengo!!- contestó Mente Fría con un chasquido de dedos- Necesitamos un luchador de la WWE, ¡John Cena!
-         Este le hizo un buen ajuste de cuentas y un candado STF.
-         ¡No nos preocupemos! Esto es pan comido para nosotros. Yo maté a cientos de miles de soldados en Vietnam.
Pero no hizo falta la intervención de John Cena ni violencia alguna. Nuestros tres protagonistas, Harry, Laura y Louis dejaron su estado de mutantes y volvieron a ser ellos mismos, tres jóvenes educados y respetuosos que no recordaban nada de lo sucedido en los últimos días. Por suerte, nadie los relacionó con los mutantes ni con los asesinatos ocurridos. Recorrieron las calles, aquellas avenidas y bulevares por donde ellos habían pasado días antes generando horrores y muertes.
Un nuevo día comienza en París. A lo lejos se oye música. Cuando se acercan a los Campos Elíseos descubren una gran muchedumbre. Pero, reflexiona Laura,…claro,… hoy es el 14 de julio, día nacional y festividad de Francia.
Pasaron todo el día disfrutando de la fiesta, asistiendo a musicales, espectáculos, comidas, etc. Y se encontraron con un hombre muy guapo,  llamado Mario Casas, Laura casi se desmaya y Mario firmó un autógrafo y se echó una foto con ella.
Más tarde subieron a un barco por el Sena, disfrutando de las vistas. Pasearon por las calles de París repletas de turistas y parisinos.
Por la noche asistieron a un espectáculo en el Moulin Rouge, disfrutaron de una maravillosa velada acompañados, por supuesto,  de Mario Casas.. Recorrieron el bulevar camino del hotel, deseando poder descansar después de varios días sin poder hacerlo en condiciones.
Al día siguiente, Laura, paseando por París, encontró a un pequeño perro abandonado dentro de una caja de zapatos y llorando de hambre y frío; Laura no lo dudó ni un solo momento y se lo llevó con ella. Ya en casa lo alimentó y lo bañó. Pensó en un nombre y, tras un largo tiempo meditándolo, lo llamó “el puercoespín Serafín”, en recuerdo a su tío de muy mal humor, llamado Serafín. Serafín enseguida le cogió cariño a sus dueños, era un perro muy cariñoso y obediente…
A la mañana siguiente, cuando Laura despertó se encontró al perro con las patas para arriba, le había dado un infarto. Decidió llevarlo al tanatorio de perros de París. De repente resucitó. Laura estaba blanca, se desmayó y se cayó como un plomo. La señora Justiniana, Justi para los amigos, la tía Raimunda y Herminia le ayudaron a levantarse. ¿Qué ha pasado?, ¿hemos eliminado el rastro mutante…?
Cuando se despertó con Harry y Louis pensaron que necesitaban ayuda y llamaron al Harry, el Sucio, y a su ayudante, Maximiliano XXX de Pompeya, que venía acompañado de su novia, Estela Reynolds y su perro “Prudensio”.
Después de varios días de investigación no encontraron nada, sólo que la Duquesa de “Arba” fue encontrada en el hotel “Ritz” con el rey Juan Carlos, mostrando su amor prohibido, y que todo lo demás fue un montaje para disfrutar del viaje.

Este cuento está basado en la imaginación de los alumnos del IES “Ramón Carande”.

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