martes, 7 de febrero de 2017

¿QUÉ ES EL MINDFULNESS Y CÓMO APLICARLO EN EL AULA?

Mindfulness hace referencia a la  Atención Plena, Plena Conciencia, Presencia Mental y Presencia Plena/Conciencia Abierta entre otras. La más utilizada en este momento es "Atención Plena" y, en la generalidad de los casos, directamente el vocablo inglés Mindfulness.
A continuación vamos a compartir algunas actividades fáciles para el aula, que pueden ser muy enriquecedoras para los alumnos, e incluso para nosotros mismos, para iniciarnos en el mindfulness o conciencia plena.

Lo primero que podemos utilizar es el sistema de rincones, para crear un lugar dedicado a la calma. No es lo mismo que el “rincón de pensar” que encontramos a menudo para resolver conflictos o para medio castigar a los niños. Se trata de crear un espacio con unas condiciones especiales de ausencia de ruidos, luz tenue, tal vez una música suave, etc. Si lo regulamos como los demás rincones para que puedan acceder a él libremente en determinados momentos del día, o por turnos, nos podemos llevar sorpresas de todo tipo. Incluso los niños más activos y movidos llegan a buscarlo cuando lo necesitan, y aprenden a regularse.


Lo mismo nos ocurre con las rutinas diarias, como otro elemento de trabajo que nos puede ayudar mucho para introducir el silencio y la calma como un elemento importante de la vida diaria. Podemos elegir un momento del día o de la semana para practicar ejercicios cortos de silencio y concentración. Ya sea utilizando rutinas de cinco minutos, antes y/o después del recreo, de las actividades de lectoescritura, de inicio de los conocimientos matemáticos, o, simplemente, asignando un período de tiempo de 15 – 20 minutos para distintos ejercicios sencillos, seguidos de un diálogo en grupo sobre lo vivido. En este tipo de actividades utilizaremos recursos auditivos (música, campana, cuenco tibetano, etc.), visuales (momentos de penumbra, uso de alguna vela o punto de luz,etc.), cognitivos (imágenes para realizar visualizaciones, como una cueva agradable, un lago, un bosque) o físicos, (la respiración propia y de los otros, los movimientos de los pulmones, etc.).


Pueden ser especialmente útiles las narraciones breves, seguidas de un pequeño tiempo de silencio. Existe gran cantidad de cuentos cortos que podemos utilizar. También valdrían simples descripciones de lugares, sabores, sensaciones, que el adulto puede ir desgranando con un tono de voz tranquilo y suave.


Otros juegos, más elaborados, pueden ser una Gymkana de Calma Sensorial preparada en un aula, en varias, o en una sala polivalente o de psicomotricidad. En ella pueden hacer un recorrido de sensaciones de todo tipo, desde temperaturas y texturas (por ej. pisar descalzos), como de sabores, sonidos, caricias, luces y sombras, abrazos, etc.


Un juego recurrente es el del lazarillo, aquí “lazarillo pausado”, en el que unos alumnos están vendados y otros les guían. No tiene por qué ser un recorrido amplio ni difícil, basta con dedicarle algunos minutos para que vivan algunas sensaciones inesperadas y agradables. Lo importante es que después tengan un momento de coloquio y verbalización en grupo.


Resumiendo..... ¡Animaos a introducir en vuestra práctica docente una pequeña “siembra” de silencios enriquecedores!

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