viernes, 28 de abril de 2023

VIAJE A PORTO. PRIMERA JORNADA. 25 DE ABRIL.

Como desde el Ramón Carande decidimos visitar la segunda ciudad más grande de nuestro país vecino en su día de fiesta nacional, nos convertimos un poquito en portugueses y portuguesas y hablaremos, por tanto, de Porto en todo momento. Y es que, el 25 de abril es una de las festividades más importantes para los lusos,  pues conmemora el aniversario de la Revolución de los Claveles, que supuso el primer paso hacia la democracia en Portugal. Sus barrios se llenan de actos, conciertos, manifestaciones y fiestas populares, y eso es lo que nos encontramos al bajar del autobús tras… muchas horas de viaje… 

Vicente, el “chofer del Carande” (así es como se nos presentó a las profesoras acompañantes) nos deja junto al Palacio de la Bolsa a las 10.45 h. (portuguesa ya) y, desde ahí, desde la plaza del Príncipe, dejando atrás el Mercado Ferreira Borges, parte nuestro paseo por una de las ciudades más bonitas del mundo. Enseguida llegamos a la Ribeira do Douro, desde donde vemos nuestro primer destino al otro lado del río; el barco rabelo con el que haremos un crucero por los seis puentes que unen Porto con Gaia. Para llegar hasta allí, antes tenemos que andar los metros que nos faltan hasta el inicio del Puente de Dom Luis I, donde encontramos artistas callejeros y agrupaciones estudiantiles que deleitan nuestros oídos con su música. Atravesamos el río por el nivel inferior de esta impresionante obra de ingeniería del siglo XIX, obra de Teófilo Seyrig, socio de Eiffel y compartimos viaje con turistas de todas partes del mundo que, al igual que nosotros, “ficam” impresionados con las vistas de ambas orillas del río. Entre los edificios que podemos observar desde el barco, destacan las impresionantes edificaciones que conforman las bodegas de Calem, Sandeman, Ferreira…


Atravesamos nuevamente el puente, ahora desde la parte alta, para lo cual hemos tenido que salvar el desnivel a través de cuestas y escaleras que nos dejan casi sin aliento, pero merece la pena sólo por poder apreciar las impresionantes vistas desde el Mirador del Teleférico. Una vez de nuevo en Porto, desde lo alto del puente, podemos observar los restos de la muralla fernandina, el funicular dos Guindais y las calles típicas, llenas de escaleras, por las que se accede a esta parte de la ciudad desde esta margen del Douro. Continuamos nuestro recorrido dejando a un lado la Sé Catedral y, más adelante, y al otro lado, la Estación de Sao Bento para dirigirnos al Mc. Donalds más bonito del mundo; el Mc. Donalds Imperial, donde, además de reponer fuerzas, sus impresionantes vidrieras, candelabros y decoración art decó, nos trasladaron a otras épocas… 



Nos encontramos ya en el centro de la ciudad, y empezamos a cruzarnos con personas de todas partes que portan entre sus manos los típicos claveles rojos que conmemoran la ya mencionada Revolución. Desde este extremo de la Avenida de los Aliados donde se encuentra el restaurante, nos dirigimos a nuestro nuevo destino, la famosa Livraria Lello & Irmaos, donde pudimos apreciar su impresionante arquitectura y hasta comprar algún librito, cuyas ediciones en todos los idiomas son preciosas. Y, de ahí, al Jardim da Cordoaria, donde pudimos descansar un poco para retomar fuerzas con el fin de poder continuar con la visita panorámica de la ciudad: Igreja y Torre dos Clérigos, Igreja do Carmo y Igreja dos Carmelitas, entre las cuales, se encuentra la casa más estrecha de Porto, Ayuntamiento de Porto… Entramos en la Estación de Sao Bento, una de las más bonitas del mundo también, con su estructura en hierro y su decoración de azulejos, y apreciamos la belleza de la Catedral, con la estatua de Vímara Péres a un lado, y el Miradouro da Rua das Aldas al otro… y, desde ahí, partimos hacia el hotel dejando atrás calles estrechas y escaleras llenas de encanto.





Después de un merecido tiempo de descanso y “acicalamiento”, nos dirigimos a cenar a uno de los muchos mercados que existen en la ciudad, el Mercado do Bom Sucesso, donde cada grupo escoge entre las múltiples opciones de comida que se ofertan en los puestos que llenan el local; comida típica portuguesa, italiana, mexicana, pizzas, pastas, “cachorros”… etc. Es aquí donde deben “desenvolverse” sólos con el portugués; aunque la mayoría de los empleados de los diferentes puestos saben varios idiomas, nuestro alumnado puede poner en práctica las nociones básicas de lengua portuguesa: “boa noite”, “por favor”, “obrigado”, “sem molho”... y, después de un ratito de “compras”, nos vamos a descansar para lo que nos espera al día siguiente.



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