Estamos en la mitad de nuestra aventura. Es el tercer día de viaje.
Al salir del hotel, y aunque hubo que esperar a algunos
dormilones, íbamos subiendo de nuevo a nuestro autobús con mucha ilusión para
continuar la ruta.
En esta ocasión, nos dirigimos a El Palmar, la playa de Vejer de la Frontera, donde unos instructores titulados y muy expertos, nos esperaban en la Escuela de surf 9 pies, para darnos unas clases de este deporte acuático, que fue, sin duda y según todos, lo mejor del viaje. El fotógrafo de la escuela, nos regalaba instantáneas por doquier.
Grandes expectativas, buen día de playa, risas aseguradas, chapuzones, caídas en plancha, ... pero al final, muchos de ellos ( y ellas, naturalmente) consiguieron coger más de una ola, y permanecer unos segundos en pie sobre la tabla.
Mientras la mitad del alumnado practicaba este deporte novedoso para todos, el resto calentaba un poco realizando otros juegos y deportes de playa alternativos: natación, vóley playa, …
En el cambio de grupo, los profes nos tenían preparados unos bocatas de jamón que entraron fenomenal y nos dieron energía para continuar con los deportes.
Después de comer en un restaurante típico surfero, por la tarde, nos dirigimos hacia las ruinas de Baelo Claudia en Bolonia. Nuestro profesor de historia nos documentó maravillosamente sobre este lugar.
Más tarde, llegábamos a Tarifa, estuvimos en el Puerto y en el Castillo de Guzmán el Bueno. Y por supuesto, parada obligatoria para inmortalizar nuestra presencia en el Punto más al Sur de Europa, justo donde confluyen el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico,
Retomamos viaje y llegamos a Los Barrios, junto a Algeciras, donde después de cenar en el hotel, nos reunimos todos para salir a dar un paseo por la ciudad.
Derrotados por el día tan completo, pero contentos por las experiencias, y con pena por ser la última noche de la aventura, nos fuimos a nuestras habitaciones a dormir. ¿A dormir? Bueno, lo dejamos en… nos fuimos a nuestras habitaciones.
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